Esta
inteligencia se desarrolla en la relación del sujeto con el mundo de los
objetos, se manifiesta en la facilidad para el cálculo, en la capacidad de
distinguir la geometría en los espacios. El alumno así como es alfabetizado en
el descubrimiento de los signos de las letras y con ellas forma sílabas y
palabras, necesita ser “alfabetizado matemáticamente” cuando, al descifrar los
signos matemáticos, conquista la permanencia del objeto, descubriendo que posee
una existencia separada de las acciones especificas del individuo.
Es
la inteligencia que tienen los científicos.
Utiliza
el pensamiento lógico para entender causa y efecto, conexiones, relaciones e
ideas.
Permite al estudiante pensar críticamente, ejecutar cálculos complejos,
razonar científicamente, establecer relaciones entre diversos aspectos y
abstraer y operar con imágenes mentales.
Capacidades
implicadas: Capacidad para identificar modelos, calcular, formular y verificar
hipótesis, utilizar el método científico y los razonamientos inductivo y
deductivo.
Habilidades
relacionadas: Razonamiento, observación, cálculo.
Estímulos:
Estos no se limitan a la infancia, a través de interacciones abstractas,
problemas matemáticos, análisis algebraicos, juegos como las damas y el
ajedrez, retos vinculados a la ingeniería y a la arquitectura.
Morada:
Existe algún consenso sobre que los lóbulos parietales izquierdos y las áreas
de asociación temporal y occipital contiguas adquieren relevancia en el
desempeño de esta inteligencia, y que lesiones en la zona ocasionan colapsos en
la capacidad de cálculo, dibujo geométrico
y orientación izquierda-derecha.
Perfiles
profesionales: Economistas, ingenieros, científicos, matemáticos, contadores,
etc.
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