viernes, 11 de octubre de 2013

Inteligencia interpersonal


La inteligencia interpersonal se basa en la capacidad de percibir diferencias en los demás, particularmente contrastes en sus estados de ánimo, sus motivaciones, sus intenciones y su temperamento. Las personas que se preocupan bastante por su apariencia, por el modo de combinar las prendas de su ropa, por su desempeño social incluso entre personas próximas, y por la intensidad con que son recordadas positivamente por los demás, revelan esa forma de inteligencia “en alta” y, naturalmente, se oponen a las otras que jamás se interesan por sí mismas y por la impresión que causan que causan en los demás. En niveles más profundos, esa inteligencia permite que adultos y adolescentes identifiquen intenciones, simulaciones y deseos en otras personas, aunque no los hagan muy explícitos.

Capacidades implicadas: Trabajar con gente, ayudar a las personas a identificar y superar problemas.

Habilidades relacionadas: Capacidad para reconocer y responder a los sentimientos y personalidades de los otros.

Estímulos: Actividades de sensibilización como, por ejemplo “opción de valores”, “personality”, “panel de fotos” o “autógrafos” constituyen estrategias productivas, sobre todo cuando los que las aplican resalta la apertura que propician para que el estudiante pueda exteriorizar sus impresiones y, de modo colectivo, crear una jerarquía de valores personales.

Morada: Se encuentra en los lóbulos frontales, y los traumas en esa zona pueden acentuar cambios de actitud y reversiones de la personalidad, sin que se alteren otras formas de inteligencia.


Perfiles profesionales: Administradores, docentes, psicólogos, terapeutas.


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